Mi hija estaba muy extraña, no paraba de tocarse el coño y tocarme todo el cuerpo, pero claro yo me la quería follar pero el problema era que subiese mi mujer y nos pillase en plena acción, así que abrí el armario y la metí dentro, mientras yo me puse a vigilar la puerta para no ver a mi mujer al mismo tiempo la quité la ropa y la estaba follando como ella me pidió. Que culazo que tiene la chiquilla, cada vez la estaba dando más fuerte y ella no paraba de gemir, de tan cachondo que estaba no pude aguantarme más y me corrí dentro de su chumino.